¿Sabías que podrías ser preso de las palabras que salen de tus labios? ¿Qué vives confesando diariamente? ¿La crisis en la que te encuentras, los problemas por los que atraviesas  o la palabra transformadora de Dios?

Mientras el pueblo de Israel se había olvidado y apartado de la voluntad de su Creador, Dios no dudó en poner sus palabras en la boca de un joven llamado Jeremías, aún a pesar de que este se sintió incapaz de llevar a cabo esta misión.  

“La palabra del Señor vino a mí: «Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones». Yo le respondí: « ¡Ah, Señor mi Dios! ¡Soy muy joven, y no sé hablar! » Pero el Señor me dijo: «No digas: “Soy muy joven”, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene.  No le temas a nadie, que yo estoy contigo para librarte». Lo afirma el Señor. Luego extendió el Señor la mano y, tocándome la boca, me dijo: «He puesto en tu boca mis palabras. Mira, hoy te doy autoridad sobre naciones y reinos, »para arrancar y derribar, para destruir y demoler, para construir y plantar». Jeremías 1: 4-9 (NVI)

De la misma forma Dios ha puesto palabras en tus labios para que las declares en medio de toda adversidad, escasez, pérdida y angustia que puedas estar viviendo en estos tiempos. Aunque no lo creas, un hombre que declara constantemente la palabra de Dios en su diario vivir se convierte en una  amenaza letal para el reino de las tinieblas y un estandarte de Dios aquí en la tierra.

Ahora te pregunto nuevamente ¿Qué vives confesando en tu diario vivir? La palabra de Dios en Lucas 6:45 menciona: “(…) Porque de la abundancia del corazón habla la boca” ¿Qué hay en tu corazón? ¿Te estás alimentando de la palabra de Dios o de lo que los noticieros, las revistas y las personas dicen y murmuran?

Porque cuando la Palabra de Dios está en tu boca, no hay poder y autoridad que no pueda sujetarse a ella.

Si hoy deseas ser libre de toda maldición que un día alguien o tú mismo declaraste en tu contra, empieza por consumir la Palabra de Dios hasta que ella te consuma a ti y de tus labios sólo salgan palabras que te edifiquen y que lo haga también con los demás.

Dios desea depositar en ti esa palabra que deshará las Obras del diablo ¿Estás dispuesto a aceptarlo?

Por Ruth Mamani

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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