Cuenta una historia que un hombre fue invitado a la casa de unos amigos para cenar. La comida estuvo muy rica a excepción de la tarta de manzana. A pesar de ello, él encontró algo bueno que decir sobre ella.

Luego de varias semanas, el hombre visitó nuevamente a sus amigos, esta vez el postre fue un pastel de cereza que estaba absolutamente delicioso pero el visitante no dijo ni nada al respecto. Esto molestó a la anfitriona, por lo que finalmente dijo: “La última vez que estuviste aquí, serví un pastel del cual me sentí avergonzada, sin embargo dijiste varias cosas buenas del mismo y ésta noche he servido lo que creo que es la mejor tarta que he hecho, y no has dicho ni una sola palabra sobre ella. ¿Por qué?”

El hombre sonrió y respondió: “El pastel de cerezas de esta noche estuvo riquísimo pero la tarta de manzanas de aquella vez que no estaba tan buena necesitaba más elogios”.

En muchas ocasiones me he topado con personas que siempre tienen algo negativo que decirme. Hace unas semanas decidí cambiar el color de mi cabello, lo cual nunca lo había hecho, yo me sentí muy cómoda y muchas personas me dijeron lo bien que me quedaba, pero me encontré con otras que hasta me dijeron que no debí hacerlo o tal vez sí, pero de otra forma. Estos últimos comentarios me hicieron dudar si debí hacerlo o no, pero cuando las demás personas empezaron a decirme lo bien que me quedaba empecé a sentirme mejor.

Las palabras tiene mucho poder: “La muerte y la vida están en el poder de la lengua y el que la ama comerá de sus frutos” Proverbios 18:21 (RVR 160). Las palabras negativas y positivas que expresas pueden levantar o hundir a los demás. Cada vez que dices una palabra, estás dando muerte o vida, y si hablas demasiado cosecharán las consecuencias (Proverbios 18:21 NTV).

En este ejemplo, el hombre encontró algo positivo que decir aún cuando la tarta de manzanas no salió tan rica. Lo mismo sucede en nuestro diario vivir, porque encontraremos personas que necesitarán más aliento que otras. Sin importa los defectos que tengan los demás, debes ser capaz de encontrar algunas características que puedas elogiar. Si no tienes algo bueno que decir, es mejor que te quedes callado, evita hacer comentarios negativos. Recuerda que con tus palabras puedes edificar o destruir a una persona.

“Las palabras calmadas de una lengua bondadosa son tan refrescantes como el roció y tan reconfortantes como un bálsamo. En cambio los comentarios malintencionados de una lengua perversa le aplastan el ánimo a cualquiera” (Anónimo)

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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