Consideramos que somos fuertes cuando tenemos la mirada en alto, sabiendo que no estamos solos y que todo lo que se presente en nuestro camino se puede vencer.

Sin embargo, ¿Tendrás las mismas fuerzas cuando te encuentres con alguna prueba o dificultad? Posiblemente estés enfrentando una circunstancia difícil en éste momento y, en ese caso, las preguntas que deberías responder son: ¿Te falta la fe? ¿Tienes las mismas fuerzas que aún principio?

Y entrando Él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? Mateo 8:23-27

En la biblia podemos ver cómo los discípulos de Jesús tuvieron dificultades con creer en el poder de Dios aun estando a lado de Jesús. Al principio tenían seguridad y paz, pero cuando el problema comenzó a crecer, apareció la desesperanza y angustia, fue entonces cuando despertaron a Jesús y ¡calmó la tormenta!

Muchos sienten culpa cuando les falta la fe o cuando tienen poca fuerza para enfrentar una situación difícil, piensan que le han fallado a Dios y eso se convierte en  una carga muy grande, por lo que, al llevar ese sentimiento de culpa, sumado a su problema, cada vez están más  hundidos.

Seguramente sabes quién es Dios y lo que Él puede hacer, por lo que te sientes seguro a su lado. Sin embargo, es posible que tus problemas hayan empezado a crecer y te muestren que no tienes la fe ni las fuerzas que pensabas. Si fuera el caso, no te dejes dominar por la culpa ni te deprimas por ello. Si te sientes débil, ponte de rodillas y pide ayuda, ¡porque entonces se calmará la tormenta y habrá grande bonanza!

Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2 Corintios 12:10

Dios conoce tus debilidades y la culpa que sientes. Las dificultades que se nos presentan en el camino nos muestran quiénes realmente somos por dentro y que tan fuertes estamos. Si ahora conoces tus debilidades, clama a Dios porque es en  tus debilidades donde se verá su poder.

¡Solamente deja todo ese peso en sus manos!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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