Mientras Jesús hablaba, se acercó una multitud, liderada por Judas, uno de los doce discípulos. Judas caminó hacia Jesús para saludarlo con un beso. Entonces Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?». Lucas 22:47-48 (NTV)

Jesús, al igual que muchos de nosotros, experimentó el dolor de la traición y no hay nadie mejor que Él para entendernos, compadecerse de nosotros y ayudarnos. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no comprenda nuestro dolor, Él enfrentó todas y cada una de las situaciones que enfrentamos nosotros. (Hebreos 4:15)

¿Has sufrido alguna traición? ¿Quién te traicionó? En el caso de Jesús, Judas fue quien lo traicionó, uno de sus allegados, aquel que había sido elegido como uno de sus discípulos para su ministerio y con el que compartió tantas cosas durante tres años. ¿Te imaginas lo que significa eso? 

Pero, ¿Cómo enfrentó esta situación el Señor? ¿Cómo asimiló la traición de uno de sus discípulos? ¿Cómo respondió Jesús a la deslealtad de Judas? Mira lo que dice la Biblia:

“Antes de la celebración de la Pascua, Jesús sabía que había llegado su momento para dejar este mundo y regresar a su Padre. Había amado a sus discípulos durante el ministerio que realizó en la tierra y ahora los amó hasta el final. Era la hora de cenar, y el diablo ya había incitado a Judas, hijo de Simón Iscariote, para que traicionara a Jesús. Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas y que había venido de Dios y regresaría a Dios. Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.” Juan 13:1-5 (NTV)

La mejor respuesta a la traición es el amor, Jesús no condenó a Judas ni intentó vengarse, sino que lo amó hasta el final. No había espacio en el corazón y los pensamientos de Jesús para  la amargura, el resentimiento, el enojo o la venganza, porque estaba lleno de la presencia de Dios.

No reaccionó como Pedro, de manera violenta y perdiendo el control al saber la traición de Judas y el posterior arresto de Jesús. “Entonces Simón Pedro sacó una espada y le cortó la oreja derecha a Malco, un esclavo del sumo sacerdote.” Juan 18:10 (NTV) Pedro hasta ese momento no tenía su carácter bajo control, por eso tuvo serios problemas para enfrentar esa situación. El quedarse dormido, en lugar de orar como Jesús se lo pidió, le pasó factura.

La mejor manera de enfrentar una traición es buscando a Dios, Él puede encargarse de las dudas, el enojo, el temor, el dolor, la confusión y de todas las preguntas que tengas. Cuéntale a Dios exactamente cómo te sientes, derrama tu corazón ante Él, descarga todas tus emociones y sentimientos.

“¿Creen ustedes que Dios no defenderá a las personas que él eligió, y que día y noche le piden ayuda? ¿Creen que tardará él en responderles?” Lucas 18:7 (TLA)

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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