Nosotros como hijos y coherederos de Cristo tenemos una misión acá en la tierra y aunque sea algo muy difícil de hacer debemos cumplirla, la misma consiste es amar y orar por nuestros semejantes, esto también incluye a nuestras autoridades.

No somos de éste mundo pero vivimos acá, y si bien estamos de forma pasajera, debemos esforzarnos por ser esa luz que nos manda a ser.

Dios es perfecto y no se equivoca; si puso a ciertas personas como líderes, gobernantes y autoridades, fue por alguna razón, no cuestionemos su voluntad. Estamos llamados a orar por ellos, a respetarlos y no a juzgarlos, pues de eso se encargará nuestro Señor. Nosotros debemos pedir para que reciban sabiduría de lo alto antes de actuar.

“Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna.  Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador” 1 Timoteo 2:1-8 (NVI)

La oración no es partidaria, ni política, pidamos por todas y cada uno de nuestros gobernantes y es que si la sociedad está bien entonces nosotros también podremos hacer el bien a nuestro prójimo.

No dejemos de clamar por la salvación de todos los que nos rodean incluso la de nuestras autoridades, pidamos que Dios cumpla su propósito en ellos y en nuestra nación.

Entregar a Dios nuestro futuro es entregar también nuestro país en sus manos.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario