Muchos conocemos acerca de la ley de la siembra y de la cosecha, pero aun no nos damos cuenta de lo que esto abarca en realidad.

A veces queremos y exigimos cosechar lo que no hemos sembrado. Si eres casado tal vez exiges a tu cónyuge que sea más romántica o cariñosa pero primero debes examinarte, ¿Tú eres romántico y cariñoso? Exigimos lo que no somos y lo que no practicamos. Esperas que las personas, sean amables, solidarias y respetuosas contigo, pero debes preguntarte ¿Tú lo eres?

Esta realidad de la siembra y la cosecha es clara y muy importante, Dios dice: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”Gálatas 6:8 (RV-1960)

Si te alimentas y trabajas para fortalecer tus buenas relaciones, por producir los frutos del espíritu, recogerás lo que estás esperando y más. Pero si nutres la carne, esto es rencor, rabia, egoísmo, etc. Recogerás lo mismo.

Dios es un Padre justo y si hoy estás dando y siendo lo que esperas de otros, ten por seguro que recogerás y recibirás más sin tener que esperarlo.

“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.  Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. “Gálatas 6:9-10

Hoy te invito a que puedas sembrar en buenas tierras, no intentes recoger lo que no estás sembrando. Es más gratificante recibir lo que tú una vez diste.

Esta es la ley de la siembra y cosecha. Se el primero que dé amor sin importar el qué dirán o quién lo recibirá, que pronto llegará el tiempo de cosecha.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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