“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” Filipenses 3:13-14 (RVR)

Imagínate el año que comienza como un cuaderno nuevo que Dios te da para escribirlo. Parece haber mucho peso sobre estas palabras, pero si en verdad queremos hacerlo mejor de lo que lo hicimos el año pasado, tenemos que esmerarnos para escribirlo bien, sin tachones ni borrones  porque hay cosas nuevas de Dios para cada uno de nosotros.

Sin embargo, ¡cuántos pensamientos se revuelven en nuestras cabezas! No se puede empezar un año sin preguntarse: ¿qué pasará? El porvenir es desconocido y lo desconocido da miedo. Entonces, ¿Cómo podemos iniciar y continuar bien el año que comenzamos?

Lo principal, ante todo, es mantener una intimidad con el Espíritu Santo. Habla con él como si fuera tu amigo más cercano, pregúntale cosas, cuéntale tus preocupaciones, háblale de tus debilidades, pídele dirección y, por sobre todo, agradécele porque en medio de toda situación Él está para consolarte y enseñarte lo que necesitas saber. Tendrás un año de grandes cosechas como fruto de tu intimidad con Dios.

Por otro lado, decide sanar tus relaciones interpersonales. ¿Qué relaciones tienes que mejorar este año? ¿A quiénes les tendrías que pedir perdón? ¿A quiénes tendrías que perdonar de todo tu corazón para dejar atrás el pasado? ¿Con quiénes tendrías que pasar más tiempo: con tu esposa o esposo, con tus hijos, con tus padres? ¿De quiénes te tendrías que alejar porque son una mala influencia para tu vida? Reconoce que esto es necesario para avanzar, no porque dependas de ellos sino porque es importante caminar por un sendero que esté libre de piedras y obstáculos que quieran desanimarte y finalmente alejarte de los propósitos y del plan de Dios para tu vida.

Si este año tienes que empezar por perdonar a los que te hirieron, hazlo, para que cada día puedas escribir una nueva página en tu vida, libre de borrones y tachones para que al finalizar no tengas nada de qué arrepentirte sino seguir hacia la meta del supremo llamamiento de Dios.

Por Ruth Mamani

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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