Mi tía y mi mamá son gemelas, una doble bendición en mi familia y sólo quienes las conocemos muy bien somos capaces de reconocer las pocas diferencias que existe entre ellas; incluso cuando tenemos alguna reunión familiar vienen vestidas del mismo color sin que se hayan puesto de acuerdo.

Lo que no deja de sorprenderme es la conexión que existe entre ellas porque cuando mi tía está triste, mi mamá lo presiente o cuando mi mamá está enferma, mi tía es la que tiene los síntomas.

1 Corintios 12:26-27 dice: “Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él. Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo”.

Al igual que los hermanos gemelos que sienten lo mismo, nosotros como hermanos en Cristo deberíamos preocuparnos los unos por los otros, interesarnos más en la vida de los demás, orar e interceder por sus necesidades y apoyarlos cuando tienen algún problema.

Si ustedes se odian unos a otros, son asesinos, y ya saben que ningún asesino puede tener la vida eterna. 1 Juan 3:15 (TLA)

Cada uno es consciente de los sentimientos negativos que guarda en su corazón en contra de otras personas. Posiblemente tengas razones suficientes para hacerlo pero también puede existir la posibilidad de que hayas supuesto determinadas cosas y eso te haya llevado a albergar odio, resentimiento, venganza y envidia en tu corazón. Hoy te animo a entregarle a Dios cada uno de esos sentimientos para que Él te libere de esas ataduras y así cumplas con lo que dice su Palabra a fin de experimentar su perdón, misericordia y bondad, y también puedas compartirlos con los demás.

Pidamos cada día a Dios que nos enseñe y ayude a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y como Él nos ama, sin condición alguna.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario