Es común observar que se realicen favores a cambio de otro favor  o que se haga un sacrificio, esto solamente estando seguros que tendremos una recompensa;  pero te has preguntado: ¿esta actitud será agradable a Dios?

La palabra de Dios menciona en más de doscientas veces que Él es “Misericordioso” por lo que para responder esta pregunta es preciso entender el significado de misericordia. Lo haremos a través de una parábola que compartió Jesús con sus discípulos:

Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.

Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.

¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.” Lucas 10:30-37

El sacerdote y el levita, eran hombres religiosos que servían en el templo, por lo que se esperaba que ellos mostraran  la actitud de Dios teniendo compasión de aquel viajero, sin embargo, fueron indiferentes a su necesidad. Por otro lado, el samaritano mostró misericordia y lo ayudó. Misericordia es tener compasión de alguien; ayudar por amor sin esperar algo a cambio.

El Señor nos ayuda porque es ¡grande en misericordia! Él nos ama y tiene compasión de nosotros, por esto nos ayuda aunque después no reciba nada de nuestra parte.

La palabra de Dios dice: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con Él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” Efesios 2:4-6

Estábamos muertos en el pecado por tanto no teníamos nada que ofrecer a Dios, ¡todo lo contrario! Recibimos vida por medio de Cristo, quién pagó el precio de nuestro pecado en la cruz y gracias a este sacrificio fuimos rescatados.

Así como Dios muestra su misericordia por ti en todo momento, te pide que hagas lo mismo. Si tienes la posibilidad de ayudar a alguien en estos momentos ¡hazlo! Y si sabes que no podrá devolverte el favor ¡mucho mejor! Porque entonces estarás teniendo la actitud de Cristo.

¡No seas un religioso, sé cómo Jesús!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario