Más viejo pero bien, sereno, apaciguado, hasta contento, ahora que entendió que no todo es ser feliz…

(De visita en hoy, poema del libro Rojo de Pablo Alaguibe)

Alguna vez deben haber visto un gatito pequeño. Están siempre atentos a todos los movimientos a su alrededor. Juegan continuamente y todo los sorprende: una hebra de hilo, una pelotita, una mariposa, la punta de mi pie que se mueve a propósito.

También habrán visto un gato viejo. Duerme largas horas en algún  almohadón o cerca de la estufa en invierno. Se toman todo el tiempo para lamerse prolijamente o cruzar con gran parsimonia la sala hasta el patio.

Cuando uno es joven todo quiere hacer, todo quiere alcanzar, a todas partes quiere ir; todo es motivo de curiosidad, es novedoso. Pareciera que la energía es infinita.

Hoy, pasado hace rato el umbral de los sesenta, me cuesta lo que antes era ágil y automático: recoger un calcetín, salir de un auto muy bajo, ponerme vertical en la mañana.

Pablo Alaguibe ha descrito con maestría esta condición en apenas diecisiete palabras y ellas me alcanzan certeramente en este fragmento de su poema “De visita en hoy”.

Más viejo pero bien: De algún modo, no sé por qué, me siento bien. Adentro, aclaro; fuera no es tan así. Tal vez, a causa del acicate de las palabras de una amiga lejana, deba corregir eso de la victoria final sobre el miedo, la culpa y la vergüenza. Lo que quería dar a entender es que hoy esos sentimientos me importan harto poco, por más que se presenten a la hora de la siesta o a las tres de la mañana.

Sereno, apaciguado, hasta contento: Aunque hay cosas superficiales que me incomodan mucho, en las cuestiones de fondo ya no tengo apuro. Se me ha apaciguado la esperanza, ese sentimiento que altera e impacienta. Lo que sí me sigue alterando el pulso es decir lo que pienso en algunas asambleas de comunicadores.

Ahora que entendió que no todo es ser feliz: Esta es quizá la frase que más me conmueve. La felicidad es una obsesión que le impide a la gente ubicarse en el lugar y el tiempo que le toca.

Hoy sólo se trata de aprender, de saber, de quitar lo que no sirve, de aceptar lo inaceptable. Buscar, encontrar a veces. Hay días que no alegran nada.

Otros días, inesperadamente, sale el sol.

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