Tras el pasado sismo de 8,2 grados que sufrió México el día 8 de este mes, un nuevo movimiento telúrico remeció al país. Esta vez, un terremoto de magnitud 7,1 sacudió a la Ciudad de México. Este país está pasando por momentos difíciles y por medio de la presente queremos expresar nuestra solidaridad y apoyo a todos los afectados.
Queremos que recuerden que aún en medio de las situaciones más sombrías, es Dios quien está a nuestro lado y nunca nos deja. Salmos 27:1 (TLA) dice: “Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor!”. Queremos que este versículo sea de incentivo para que confíen en Dios aún más.
A nuestros oyentes en el resto del mundo,
La primera acción que debemos tomar es orar. Tal vez la distancia sea un factor que impide brindar ayuda directa; sin embargo, algo que se puede hacer desde cualquier lugar es dar apoyo en oración. 1 Juan 5:14-15 (DHH) dice: “Tenemos confianza en Dios, porque sabemos que si le pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye. Y así como sabemos que Dios oye nuestras oraciones, también sabemos que ya tenemos lo que le hemos pedido.” Por lo tanto, debemos unir nuestras oraciones y pedir que Dios brinde consuelo y paz a aquellos que están atravesando por esta situación.
Otra manera de ayudar es llevando donativos o siendo voluntario de organizaciones internacionales, tales como la Cruz Roja o UNICEF. Estas instituciones tienen sedes en la mayoría de países y recolectan ayuda para llevar a los lugares más necesitados. Lo importante es la intención de dar y no el tamaño de la donación, pues cada pequeña contribución sirve de mucho a quienes les hace falta.