Cuando Jesús dijo que debíamos compartir las buenas nuevas con todas las personas, no solo se dirigió a los pastores, líderes o evangelistas: nos incluyó a todos los cristianos. Sin embargo, cuando se trata de hablar de nuestra fe, solemos poner muchas excusas y preferimos callarnos.
Creemos en mitos que nos llevan a pensar que evangelizar no es una prioridad y que los obstáculos no tienen solución; pero en verdad, estos pensamientos son falsos.
A continuación se encuentran algunas mentiras que debemos dejar de creer para comenzar a hablar de Jesús.
Mitos que te impiden evangelizar
Todos saben de Jesús
Aunque tenemos la idea de que todos conocen la historia de Jesús y el propósito de su vida, muerte y resurrección, en realidad no es así. Hay millones de personas que tienen una idea errónea y muy vaga con respecto a Jesús y la salvación; y eso representa una buena oportunidad para compartir la fe.
Tu comprensión de la vida eterna y el plan de Dios para salvar a la humanidad es muy diferente ahora que tienes a Jesús; pero recuerda que no todos tienen el mismo nivel de conocimiento, así que puedes compartir tu experiencia con los demás.
A las personas no les interesa
Otro mito que a veces nos impide evangelizar es la creencia de que a la gente no le interesa saber de Dios; y aunque, en parte, esto sea cierto, la realidad es que el ser humano tiene un anhelo innato por Él.
Cuando suceden tragedias o situaciones inexplicables, las personas están más dispuestas a hablar de la salvación, el perdón y una segunda oportunidad. Esto no quiere decir que debemos aprovechar el sufrimiento ajeno para hablar de Dios, sino que nos sirve para entender que todos, en algún punto, tenemos un deseo por encontrar al Salvador.
Tengo que saber mucho de la Biblia
Algunos creen que evangelizar significa abrumar a las personas con teología. Sin embargo, no hace falta ser un erudito en la Biblia para hablar de Jesús.
La gente se conecta a través de historias, testimonios de otros que pasaron situaciones similares; así que para evangelizar solo tenemos que mostrarles a los demás de qué manera Jesús nos cambió la vida.
Este testimonio no tiene que ser una historia espectacular de redención, simplemente debe mostrar cómo éramos antes de conocer a Jesús y de qué manera Él restauró y transformó nuestra existencia.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.