“¿Acaso puede un hombre echarse fuego sobre las piernas sin quemarse la ropa? ¿Podrá caminar sobre carbones encendidos sin ampollarse los pies?” Proverbios 6: 27-28 (NTV).

El pecado de adulterio, por lo general, se concibe primero en la mente, durante un tiempo, para luego concretarlo de manera física. Si nos ponemos a pensar, el que juega con fuego tiene muchas probabilidades de terminar quemándose; de igual manera sucede cuando una persona que está casada coquetea o abre su corazón a alguien del sexo opuesto, terminará dañando su vida y también la de su familia.

Sin embargo, para evitar esa situación los cónyuges deben priorizar su matrimonio teniendo una relación amorosa, leal, recordar los votos que hicieron en el altar de amarse y respetarse hasta que la muerte los separe.

Por Giovana Aleman

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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