¿Acaso Dios es injusto? Cuántas veces nos hemos hecho esta pregunta, y es que a veces nos encontramos en situaciones que no entendemos.
En una oportunidad los cobradores de impuestos y pecadores de mala fama se acercaron a escuchar a Jesús. Esto provocó a los maestros religiosos y fariseos murmurar contra el Maestro. Por tal motivo el Señor narra tres parábolas, una de ellas es la del hijo pródigo. En esta historia podemos ver la misericordia y el perdón del padre que acepta nuevamente a su hijo. Todos se gozaron por el regreso del joven, excepto el hermano mayor. Él consideraba que se estaba actuando injustamente.
Analicemos algunas de las reacciones que tuvo el hermano mayor:
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
Mateo 15:28 (RVR 1960).
El hermano mayor se enojó al enterarse que la gran fiesta era en honor a su hermano, quien se había revelado contra su padre. Es posible que se preguntara: ¿acaso Dios es injusto? La gran diferencia es que el hijo pródigo volvió arrepentido, reconoció que se había equivocado, pero para el hermano mayor esto no era suficiente, él deseaba que fuera castigado por los males cometidos. Muchas veces juzgamos las cosas malas de otras personas, en vez de ver nuestros propios errores. Es más fácil señalar al otro que ver nuestros propios pecados.
Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
Lucas 15:29-30 (RVR 1960).
Al parecer en este pasaje el padre estaba actuando injustamente. Sin embargo, el hermano mayor estaba preso por la autocompasión y amargura. Se consideraba como una persona que nunca desobedeció y que estaba siendo menospreciado por su padre. Además exageró el pecado de su hermano. Cuando nos ocupamos de señalar los errores de los demás, ocultamos nuestros propios pecados. La demasiada auto conmiseración nos lleva a olvidarnos de la compasión que debemos manifestar al caído. Y corremos el riesgo de caer en la envidia y el resentimiento.
Seguramente el hermano mayor se preguntaba: ¿acaso Dios es injusto? Él se ocupó más de trabajar y de servir, pero se olvidó de pasar tiempo y comunión con su padre.
Es posible que en alguna oportunidad hayamos manifestado estas actitudes y nos hayamos preguntado si Dios es injusto. En realidad eso no es cierto. Su misericordia, amor y perdón están disponibles, ya sea para la persona que se arrepiente de haberse ido de casa, como también para el que desea retomar su relación con el Padre.
El hermano mayor representa a las personas religiosas que conocen la verdad pero no la viven. No disfrutan la comunión con el Padre. Están en casa pero se excluyen de la vida en abundancia que Dios nos ofrece. Tómate tiempo para conocer la gracia, misericordia y el perdón que el Señor nos ofrece cuando estamos arrepentidos.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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