Categories: Devocionales

El último Ídolo

En un  momento de su ministerio, Jesús tuvo un encuentro con un joven judío muy rico que además  de ser un hombre principal, perteneciente a una familia noble, también llevaba una vida moral ejemplar. Quizá podríamos decir que era alguien agradable, ya que solo al mirarlo, Jesús lo amó. Sin embargo, a pesar de tener tantas buenas cualidades, el joven estaba consciente que le faltaba algo. En su corazón seguía habiendo un vacío que no podía ser llenado con ninguna de las cosas que había alcanzado hasta ese momento de su vida, entonces le preguntó a Jesús:

“―Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? ― ¿Por qué me llamas bueno? —Respondió Jesús—. Nadie es bueno sino solo Dios. Ya sabes los mandamientos: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no presentes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre”. ―Todo eso lo he cumplido desde que era joven —dijo el hombre. Al oír esto, Jesús añadió: ―Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Cuando el hombre oyó esto, se entristeció mucho, pues era muy rico. Al verlo tan afligido, Jesús comentó: ¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!” Lucas 18:18-24 (NVI).

Al instante Jesús pudo detectar en su alma un ídolo invisible que lo estaba bloqueando espiritualmente y no le permitía tener esa paz que deseaba y menos alcanzar la salvación.

De la misma forma Dios quiere que hallemos y destruyamos a esos pequeños ídolos que están afectando a nuestras vidas.

Al igual que este joven, no esperes recibir la aprobación de Dios y que Él te diga que estás en el camino correcto, cuando sabes que hay algo que te falta cumplir, y que  no se refiere a las buenas obras o méritos, sino a “quitar”. Tal vez tu ídolo no sea algo palpable, puede tratarse del orgullo o una falta de perdón, etc. que se hallan escondidos en un rincón de tu corazón, convirtiéndose en obstáculos por el resto de tu vida. Recuerda que no es posible ser un discípulo de Jesús e intentar vivir la vida a nuestra manera, es necesario elegir entre las dos opciones.

“Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.” Mateo 6:24 (NVI)

El joven rico había entendido perfectamente lo que Jesús le estaba pidiendo para ser un seguidor suyo, y lo rechazó. Decidió quedarse con sus “muchas posesiones” en lugar de Cristo.

Pude que estés en una situación similar, donde es necesario decidir el abandonar a ese pequeño gran ídolo para que tu alma quede libre y puedas servirle a Dios sin reservas.

¿Estarías dispuesto a hacerlo?

Por Ruth Mamani.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

CVCLAVOZ

Recent Posts

¿Ver pornografía afecta mi relación amorosa?

¿Ver pornografía afecta mi relación amorosa? Contestamos esta pregunta a la luz de la Palabra…

2 días ago

Los cambios de planes pueden salvarnos

Podemos sentirnos frustrados y molestos cuando las cosas no resultan como queríamos, pero un cambio…

2 días ago

Felicidad real y duradera

A veces creemos que la felicidad está en vivir el momento, pero el gozo real…

3 días ago

Dones compartidos

Siendo que nuestros dones nos los dio, debemos usarlos para servirle, para servir a nuestro…

4 días ago

Los 5 errores más comunes al crear contenido cristiano

Conoce en este artículo los 5 errores más comunes al crear contenido cristiano de la…

5 días ago

Renuncia para ganar

Que el enojo no sea quien controle nuestro actuar, sino que sea el dominio propio…

5 días ago