El sistema inmunológico del cuerpo es la defensa natural contra las infecciones; combate y destruye organismos invasores antes de que causen daño, en sí nos protege de aquellos agentes que pueden causar enfermedades.

El proceso inmunológico funciona cuando un agente infeccioso entra en el cuerpo. Quizá es un virus como el de la gripe que entra por la nariz. Quizá es una bacteria que entra por la sangre como, por ejemplo, cuando se pincha con un clavo. El sistema inmunológico está siempre alerta para detectar y atacar al agente infeccioso antes de que cause daño, pues reconoce lo que es un cuerpo ajeno para finalmente eliminarlo.

Esta función natural del cuerpo se asemeja a lo que la comunión con Dios hace en nuestra vida cristiana cuando palabras, actitudes o cualquier cosa que nos pueda dañar es detectada; entonces el poder del Espíritu Santo, junto con la palabra de Dios guardada en nuestro corazón y mente reaccionan y comienza un proceso de eliminación.

Pero lamentablemente muchas veces nosotros mismos no dejamos que nuestro sistema inmunológico espiritual funcione como debiera, pues ignoramos o no obedecemos las advertencias que recibimos ante algo que nos puede dañar o lastimar a los que nos rodean.

Por ejemplo la mentira, orgullo, egoísmo, infidelidad, resentimiento, odio, celos y demás son agentes infecciosos para nuestra salud espiritual, y al no dejar que Dios los elimine teniendo tiempos de oración, palabra, obediencia y ayuno permitimos que ganen territorio en nuestro corazón haciendo que nos debilitemos espiritualmente.

En 2 Timoteo 3:16(NTV) dice que “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto.” Esforzarse en estudiar la Palabra y obedecerla nos ayudará siempre a proceder correctamente, esa es una barrera importante para que cualquier cosa que nos pueda dañar no nos afecte así conservaremos la fuerza.

Algo que también tenemos que hacer constantemente es lo que el Salmos 119:10-11 TLA dice: “Yo te busco de todo corazóny llevo tu palabra en mi pensamiento.Mantenme fiel a tus enseñanzaspara no pecar contra ti.”

Para gozar de buena salud tenemos que cuidar nuestro cuerpo, así también cuidemos nuestra relación con Dios, ya que nos ayudará a estar siempre esperanzados y fortalecidos.

“Si tus enseñanzas no me hubieran sostenido con alegría,ya habría muerto en mi sufrimiento.” Salmos 119:92(NTV)

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario