Cuando Dios creó al hombre, lo primero que hizo es darle aliento de vida y así muchos motivos para vivir.  Adán era libre, pasaba tiempo con su creador y se aventuraba paseando por el paraíso donde Dios lo puso.

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Génesis 2:7

La creación de Dios, emana  vida en sus colores, formas y sobre todo en su libertad. Lo que no sucede en los  zoológicos, donde  tienen encerrados a todo tipo de animales,  sometiéndolos a una vida de cautiverio. Si uno visita estos lugares podrá ver  tristeza en sus miradas, dolor y  ausencia de motivos para vivir; la mayoría de ellos son animales salvajes sacados de su hábitat natural.  Podríamos decir que estos son seres sin aliento, como muertos en vida, víctimas de personas sin escrúpulos y llenas de avaricia.

Hoy en día podemos ver  muchas personas que viven encerradas en sus problemas, trabajos, deudas y muchas otras cosas que el enemigo ha puesto en sus caminos para quitarles el aliento. Muchos deciden no seguir porque ya no tienen motivos para vivir, no hallan sentido a lo que hacen  y pasan sus días como enjaulados detrás de unas barras de hierro.

La serpiente pitón  no es venenosa, pero sí peligrosa, y  para poder asechar a su presa  lo que hace es envolverse en el cuerpo de su víctima, la  aprieta y  de esa manera va rompiendo sus huesos para finalmente quitarle la vida. De Igual forma, puedes ser presa del enemigo, él puede poner muchos motivos para quitarte el aliento, todo puede aprisionarte quitándote la paz que Dios ha puesto en tu corazón.

No dejes que nada te quite los motivos para vivir, que los acontecimientos diarios no te encierren en jaulas quitándote la libertad que encontraste en Cristo.

“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome aliento vuestro corazón”. Salmos 31:24

Por Miguel Ángel Veizaga

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario