Dos ancianos que se aferran al sentido de la vida en medio de las carencias de una sociedad en crisis. Un joven que lucha por encontrar el camino de su arte y amar a su joven esposa. La mujer de un premio Nobel que resulta ser la verdadera escritora detrás de su marido. La vida tiene sus maneras de confrontarnos con lo esencial: ¿Cómo queremos, o cómo podemos, o cómo debemos vivir?
Ayer a la tarde, después de participar en un almuerzo de celebración del día del padre, regresé a mi lugar y vi las películas cuya idea central originan el tema de este artículo. Como vivo solo, puedo resolver cómo quiero pasar la tarde del domingo sin tener que negociar.
Sea que la encaremos asertivamente o que dejemos que nos vaya pasando por encima, no podemos esquivar el problema que plantea la existencia. Tenemos la posibilidad de construir una vida llena de vitalidad y acción y ser motivados a resistir, a reconstruir, a seguir adelante.
Pero también es posible que nos abrume la angustia y no podamos superar conflictos o fracasos. A todos nos toca enfrentar relaciones rotas, traumas infantiles, fracasos laborales o académicos. Nos puede pegar duro la pobreza, la enfermedad, la falta de oportunidades.
Como sea, tenemos que resolver qué hacer. La vida no permite que la ignoremos. Algunas personas lo intentan, claro: las adicciones, la locura, el suicidio son maneras de evadir la vida. Pero aún en esos estados estamos respondiendo a la vida y a sus maneras de confrontarnos.
Es común proponerles a las personas que sufren en la confrontación con la vida real que se acerquen a Dios. Entiendo la buena intención de esta movida, se quiere ayudar. Pero no es adecuada la idea de acercarse a Dios como una “vía de escape”. La fe no es la solución de todos los problemas. De hecho, lo más frecuente es que la fe nos confronte con muchos otros problemas. La fe no es un analgésico. Es una invitación a responder a la vida y a su manera de confrontarnos, un camino para hacernos responsables de nosotros mismos.
Quizá uno de los más grandes desafíos que ha presentado la vida en estos tiempos es la pandemia. Esta tragedia mundial está obligando a las personas a pensar en qué es lo realmente importante. Hacerse cargo con energía y valor debería ser la mejor respuesta.
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