Los jóvenes están rodeados de muchas tentaciones y, probablemente, una de las más comunes es la discoteca. Ellos se ven atraídos hacia el ambiente que les ofrece pasar un buen rato, conocer personas nuevas, bailar y divertirse; entonces si no se hace nada malo ¿por qué no se puede ir? 1 Corintios 10:23 dice: “Algunos de ustedes dicen: «Yo soy libre de hacer lo que quiera.» ¡Claro que sí! Pero no todo lo que uno quiere, conviene; ni todo fortalece la vida cristiana.” (TLA) En este versículo se encuentra la clave que ayuda a guiar la vida, no sólo de los jóvenes, sino de cualquier persona.
Danilo Montero explica la diferencia entre el “no poder ir” y “no deber ir” a la discoteca:
Este artículo fue producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.
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