Uno de los pensamientos recurrentes que alguien puede tener al haber vivido experiencias difíciles, o haber sido herido por otras personas, es pensar que puede hacer lo que sea sin ayuda de nadie. Sin embargo, eso no es cierto. Todos necesitamos a un mentor. Si te preguntas ¿por qué necesito un mentor?, aquí te va la respuesta.
Hace tiempo salí de paseo con mis sobrinos y ellos insistían en que yo debía montarme con ellos en el tren de juego que había en la plaza en la que compartíamos juntos.
Honestamente no me pude negar ☝️ ja ja ja… Luego de hacer un trabajo arduo en ganarme a todos los niños de la plaza (unos 8 o 10 quizás ) y haber logrado la hazaña que todos vinieran a jugar al tren… Una niña tuvo la hermosa osadía de decirme:
—Señora, ( ) usted tiene que ir atrás, los niños van adelante.
Por supuesto que al cabo de tres segundos me sentí una completa anciana Hasta que una persona que respeto muchísimo, a la cual le conté lo sucedido, me salvó de una depresión inminente diciéndome lo siguiente:
—Ya cerca de los 30 años, las generaciones nacientes te llaman Señora. Es decir, piensan que tú podrías ser amiga de su mamá y por ende eres una señora para ellos… Pero es un tema de percepción. Solo eso. Tú eres joven, muy joven. Ojalá yo tuviera tu edad con lo que sé ahora…
Fue así como aprendí 2 cosas:
¡Por eso todos necesitamos a un mentor! Si observas los detalles del día a día, tenemos mucho qué aprender y no podemos solos.
Cuando tienes que irte de tu país exiliado y comenzar una nueva vida, puedes creer que es sencillo caminar solo y decidir lo que quieras sin consultar a nadie porque ya has vivido suficiente en tu propio país. Sin embargo, de nuevo, eso no es cierto.
Hace poco, luego de mi primer día cantando en el grupo de alabanza de la iglesia de la que soy parte, alguien me dijo:
—Uaaau… ¿también cantas? Eres locutora, productora, hablas súper bien, tienes un montón de seguidores, haces humor y TV… ¿y de paso cantas? ¿Cuántos talentos más tienes escondidos?
El comentario me pareció muy dulce… pero muy… ❤️. Sin embargo, la verdad es que yo jamás me hubiese atrevido a:
Si no fuera por esa persona que desde el primer día que me conoció me alentó a ser parte de ellos y a hacer uso de los talentos que Dios me dio en diferentes áreas, aun cuando la única que ha puesto por delante tantas barreras (como el idioma) he sido yo sola.
De esta persona estoy aprendiendo lo que hace y lo que es un verdadero mentor. Ella es una persona tan talentosa. Muy por encima del promedio. Aún así, tiene una identidad tan saludable y está tan clara, que tiene la capacidad de impulsar a otros como ha hecho conmigo en tan poco tiempo sin miedo a perder nada.
Así que algo que puedes aprender conmigo hoy es que los mentores son del tipo de personas que:
Si encuentras a alguien así… ¡Por favor, aprende todo lo que puedas… y siéntete agradecido porque es la expresión de amor de Dios para que crezcas!
Dale… todos necesitamos a un mentor ❤️ y sé que existen a tu alrededor de quienes puedas aprender… A por ellos.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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