El tema de juzgar puede ser complicado. Un consejo se puede tomar como una crítica. Pero eso se puede evitar si se hace con amor y para el bien de los demás. Entonces, si hay una forma correcta de juzgar es la cual esta mencionada en versículos bíblicos.
La predicación que Jesús empieza en Mateo 7: 1 con Él proclamando, “No juzguéis para que no seáis juzgados” no termina ahí, ya que continúa con cuatro versículos más: “Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: ‘¿Déjame sacarte la mota del ojo’, cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano.” Primero necesitamos sacar la viga de nuestro ojo (evaluarnos y corregirnos) y después podemos juzgar a otro. Necesitamos trabajar en nosotros mismos para después ayudar a los demás. En medio de todo esto, tenemos que hacerlo con un espíritu de amor.
Está escrito en Gálatas 6: 1 “Hermanos, aun si es sorprendido en falta, que es espiritual, restaurado en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no que tú también seas tentado” y como dice Timoteo 2:24-26, “Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad.” Pero hay una forma incorrecta y correcta. Tiene que hacerse con amor para ser considerado correcto. Un ejemplo es como cuando uno les enseña a los niños lo que es correcto. Se les habla con amor y para el bien de ellos. De la misma manera se debe hacer con los demás.
El último punto es estar seguro de que todo proclamado está basado en lo que dice la Biblia, no solo una parte de ella. Si no es algo seguro, no debemos frustrarnos, pues el Espíritu Santo nos guiará.
En resumen, todos los humanos tienden a juzgar, pero no debemos permitir que eso sea una excusa. En cambio, debemos ver a las personas con amor; que todo lo que vayamos a decir sea por el bien de ellos. Tenemos que asegurarnos de mirarlos con los ojos de Jesús. Por lo tanto, necesitamos cambiar nuestra forma de pensar para manejar la situación correctamente. Es posible que no siempre lo tomen como un consejo y en su lugar sentirán que están siendo juzgados, pero eso se debe a que no quieren reconocer su pecado. Es común. Todo lo que podemos hacer por esa persona es orar.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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