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¿Eres víctima del rechazo? Alguien enfrentó lo mismo que tú

Es doloroso ser víctima del rechazo; a nadie le debería gustar estar solo, pero a veces uno puede sentirse mejor así porque en la sociedad se expone a un ambiente desolador. Quizá te sientes cansado de buscar amor, tal vez te encuentras en el lugar equivocado. Por esta razón, quisiera presentarte la historia de un hombre que salió adelante a pesar de que todo el mundo estaba en su contra.

Por miedo a ser víctima del rechazo, fingía que me gustaba estar solo…

Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él.

Lucas 5:12-13 (RVR 1960)

La lepra es una enfermedad infecciosa y crónica, que se extiende con rapidez y es difícil de controlar y erradicar; motivo por el cual las personas contagiadas perdían todas las esperanzas de mejorar; su destino era irremediable, por lo que en ocasiones preferían quitarse la vida.

Además de la lucha personal contra la enfermedad, quienes la padecían debían lidiar con la sociedad, puesto que la gente los rechazaba; eran expulsados a lugares lejanos o cuevas, y cuando se acercaban a la ciudad tenían que llevar una campana que los anunciara para que los demás se alejaran de ellos. Así mismo, corrían el riesgo de ser apedreados en caso de encontrarse en zonas públicas.

¿Cuántas veces hemos sido rechazados como este leproso?

El leproso que se describe en estos pasajes, vino a Jesús a pesar de muchos desalientos; él no tenía a alguien que pudiera acompañarlo, amigos o familiares, por tanto, debía buscar el milagro por su propia cuenta, y así lo hizo. Es primordial comprender que dependerá de ti salir adelante, pero Dios no quiere que te esfuerces solo, sino que le permitas apoyarte.

¡Mi esperanza está en Dios!

Así mismo, podemos observar que el leproso de este relato no dudaba de quién era el Señor y lo que podía lograr, su única pregunta era si Él quería sanarlo.

Jesús no se conformó solamente con darle palabras,  sino que lo tocó; al hacerlo, fue en contra del rechazo que la gente tenía a quienes padecían esta enfermedad e incluso del sentimiento que presentaba el leproso viéndose como intocable. Al Señor no le importó su enfermedad, sólo el dolor y sufrimiento de este varón; al tocarlo mostró simplemente su amor y compasión por él.

Es insoportable ser víctima del rechazo, podemos pensar que nuestra vida no es importante, pero, recuerda que Él no es como el resto de las personas que tienen perjuicios o sentimientos erróneos; el Señor nos ama y siente compasión por nuestras vidas, por tanto, siempre que te sientas solo no dudes en acudir a su presencia y compartirle tus sufrimientos, Él quiere ayudarte y tiene un propósito grande para ti.


El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

Shirley Chambi

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