Cuentan que cierto capitán notó que su hijo, que había subido a un mástil, estaba perdiendo el equilibrio a punto de caer porque tenía la vista dirigida hacia abajo, fija en las olas. En seguida, el padre tomó un megáfono y gritando a más no poder dijo:

      – ¡Mira arriba!.

Y levantando la mirada hacia el cielo, donde todo era calma, cesó el vértigo del joven y pudo bajar sano y salvo.

En muchas oportunidades los problemas y las diferentes circunstancias pueden hacer que nos sintamos como el muchacho de la historia, quien estaba aturdido, mareado, ya a punto de caer por mantener la vista en las olas.

Cuando atravesamos momentos de crisis debemos dirigir nuestra mirada hacia el cielo y dejar de enfocarnos en las circunstancias, fijando la vista en Aquel que tiene el control de ellas.

“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada. Desde ahora y para siempre”. Salmos 121: 1-8 (RVR 1960)

¿De dónde viene tu socorro? ¿A quién miras cuando estás en medio de los problemas?

Recuerda siempre mirar hacia arriba, fijar tu vista en Dios, para quien no hay nada imposible y es el autor de  la paz que sobre pasa todo entendimiento.

¡Arriba! Enfoca tu mirada Dios, para él no hay nada imposible.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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