El elefante es el animal terrestre más grande del mundo y pertenece a la familia de los paquidermos. Existen hoy en día tres especies principales y diversas subespecies diseminadas por gran parte de África y Asia.

Este animalito cuenta con un periodo de gestación de 22 meses, la cría al nacer pesa 120 kg y al convertirse en adulto puede llegar a los 10.000 Kg. Su esperanza de vida es de 70 años.

Una curiosidad es que su cerebro pesa 5 kg, haciéndolo por mucho el más grande entre los animales vertebrados terrestres. Se cree que esta es la principal razón por la que estos mamíferos cuentan con una variedad de comportamientos asociados a la inteligencia como el duelo, altruismo, adopción, juego, uso de herramientas, compasión y autorreconocimiento.

Sin embargo, no todas son buenas noticias. Muchas crías o algunos miembros de la manada que se encuentran debilitados o enfermos, se convierte en victimas fáciles de los depredadores.

En la sabana africana los elefantes siempre andan en manada para cuidarse los unos a los otros, pero cuando una cría se distrae y se aparta o cuando alguno por alguna razón no puede seguirle el paso al resto, puede llegar a ser una presa fácil para los leones, tigres o hienas.

Los enemigos letales de los elefantes siempre andan en manada y esperan que alguna víctima se aparte de la protección de su grupo para atacarlo. Esta es una técnica de caza usada por carnívoros dentro del reino animal, pero que sabiamente el apóstol Pedro la usa para hacernos una advertencia sobre el diablo.

1 Pedro 5:8 dice: “Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.” Versión Reina-Valera 1995

En este caso las víctimas somos nosotros y satanás es quien busca oportunidad para abalanzarse ferozmente sobre cualquiera que se halle desprotegido. Esta es una realidad que no podemos ignorar.

Hebreos 3:12 dice: “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón tan malo e incrédulo que se aparte del Dios vivo.” Versión Reina-Valera 1995

Es triste ver como pequeñas sutilezas muchas veces provocan que uno se aleje de Dios o de un grupo, e incluso si hubiere alguna razón, ¿no sería lo más prudente hacer todo lo posible para continuar dentro del cuidado que Señor ha provisto para sus hijos?

Lucas 12:32 dice: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino.” (RVR 1960) Es Jesús hablándole a un grupo que permanece unido y no a un ermitaño. El reino de los cielos no fue entregado a uno que se quedó en solitario o prefiere estar apartado.

¿Tienes alguna razón que parezca valedera para haberte alejado de tu iglesia o de tu grupo de fe?, este podría ser el momento perfecto para exponerlo delante de Dios a través de una oración y luego dejar todo atrás. Recuerda que amar verdaderamente al Señor es obedecer sus mandamientos (Juan 14:23) y eso incluye el permanecer juntos.

“Solamente os ruego que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que, sea que vaya a veros o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio.” Filipenses 1:27 Versión Reina-Valera 1995

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario