Hay situaciones dolorosas que nos tocan vivir, quizås en ese momento no hallamos explicación alguna y nos preguntamos: ¿Por qué me tiene que pasar esto? o ¿por qué a mi familia? y sólo el silencio es la respuesta.

Una de las razones que debes considerar estĂĄ en 2 Corintios 1:3-4:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolaciĂłn, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos tambiĂ©n nosotros consolar a los que estĂĄn en cualquier tribulaciĂłn, por medio de la consolaciĂłn con que nosotros somos consolados por Dios.”

Considera que Dios puede estar obrando en ti mediante el sufrimiento para que seas de inspiraciĂłn a otros, porque alguien que supera adversidades se identifica y compadece con mayor misericordia de los que sufren.

Personalmente se me presentaron oportunidades de ayudar a quienes estaban atravesando luchas o situaciones que también las tuve y ahí es donde logré comprender que todo tiene un propósito divino, que nada pasa por casualidad y que todo estå bajo el control de Dios.

Incluso el evento mĂĄs doloroso que puedes pasar no es para destruirte sino para seguir la obra del Señor; por ello en esos tiempos difĂ­ciles refĂșgiate en Él, no te alejes, porque por su gracia tu vida cobrarĂĄ valor, serĂĄs transformado y tu vida serĂĄ luz para los demĂĄs.

Si tienes la oportunidad de ayudar a alguien que estĂĄ atravesando una prueba que ya superaste, no dudes en compartir cĂłmo lo hiciste y transmite aliento. O si estĂĄs en medio de una dificultad, afĂ©rrate a Dios, bĂșscalo de todo tu corazĂłn y que su Palabra sea tu sustento.

No olvides que tu vida inspirarĂĄ a otros a seguir el camino de Dios.



El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

 

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