“Que tu esposa sea una fuente de bendición para ti. Alégrate con la esposa de tu juventud.”  Proverbios 5:18-20 (NTV)

Cuando las discrepancias dentro del matrimonio aumentan día a día, y hasta se llega a pensar que se fue el amor y que no queda más remedio que la separación o el divorcio, es momento de hacer un alto y analizar cuidadosamente cómo fue que se llegó hasta ese punto.

¿Será que no hubo buena comunicación o que ninguno quiso ceder?

Sea cual sea el motivo, quiero decirte que la solución no es el divorcio, aunque muchas veces suele presentarse como la salida mas fácil, al menos en apariencia. Considera que en un divorcio, no sólo sufre la pareja sino también los hijos.

Te invito a cercarte al Señor, pide que te ayude a ver a tu cónyuge a través de Su mirada, marido ama a tu esposa, esposa sujétate a tu marido y juntos luchen por su matrimonio.

“Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” Efesios 5:24-25 (RVR1960).

Por Cesia Serna

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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