Frase de una canción que se convirtió en hit en este mundial  cada vez que juega Argentina. No te puedo explicar qué sienten los demás, pero sí puedo describirte lo feliz que estoy viviendo estas semanas. Como Argentino que hace 13 años dejó su tierra, uno lo sufre tal vez un poco más. Será porque me toca ver los partidos rodeado de personas que hinchan en contra o porque soy bastante apasionado por este deporte o quizás es solo una idea mía qué se yo… El punto es que con tan solo 7 años,  miraba por primera vez un mundial con algo de conciencia. Recuerdos vagos de esa final son los que dan vuelta por mi cabeza y los refuerzo cada vez que en YouTube  veo, lo que para mí fue un robo, donde el árbitro sancionaba un penal a favor de los Alemanes al minuto 85 y dejaba casi sin posibilidades a mi selección… Sí, mi Argentina perdía la final. En casa y en las calles solo se veían caras tristes.

Este domingo, ya con 31 años, el fútbol me permite disfrutar de Argentina otra vez en la final y no solo eso, sino que contra los mismos que nos ganaron la última final que jugamos y nos eliminaron de los últimos 2 mundiales.

Dicen que “El fútbol siempre te da revancha” y eso lo hace uno de los deportes mas lindos del mundo. Por eso este domingo, me vuelvo a sentir de 7 años, porque el sueño de gritar ¡Argentina Campeón! es  común en todos los que tenemos esta loca pasión, que nos hace sentir eufóricos y alentar desde donde estemos. Porque así somos… locos que festejamos frente a un televisor y cantamos las canciones de la cancha en un departamento aunque seamos solo 4 personas.

Mientras escribo estas líneas, en el noticiero, pasan la publicidad del partido que se juega el domingo y mirando el tamaño de los jugadores Alemanes al lado de los Argentinos, parecen enormes. Messi al lado de Klose, el mejor jugador del mundo contra el goleador histórico de los mundiales. La selección que le metió 7 goles al anfitrión contra la que pasó por penales luego de un empate sin anotaciones.

Después de ver tanto sensacionalismo en los medios pareciera que mi equipo lleva las de perder y no es que quiera espiritualizar todo, pero  cada vez que pienso en historias de enfrentamientos y sobre todo con gigantes caigo en David y Goliat. Ese chico de baja estatura contra el gigante que hacia temblar a todos. Ya te imaginas cuál es cada uno. Me gusta pensar que David estaba convencido de que el iba a ganar aunque tenía todas las de perder, con esto no digo que los alemanes sean malos, filisteos, ni nada por el estilo, es que deliro con espíritu deportivo y deseo que el pequeño o los chiquitos que el domingo juegan contra los más grandes, se queden con la victoria.

No solo por mi alegría, sino porque hace mucho que no veía en mi  país a la gente abrazarse entre todos, mas allá de su preferencia política, o el club del cual es fanático o cualquier otra diferencia. Esto que estoy viviendo estos días, como amante del fútbol, es hermoso y si nunca lo viviste, me gustaría que lo experimentes y  no lo digo de agrandado, los que me conocen saben que no lo soy. Es que solo así, podrás responder al título de este artículo… Ojala algún día me digas qué se siente.

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