¿Cuáles son los beneficios psicológicos de la humildad?

En el segmento Viernes de terapia junto a la licenciada Débora Pedace tratamos un tema que puede ser de mucha ayuda: Beneficios psicológicos de la humildad.

La palabra humildad, etimológicamente hablando, viene del latín, de la palabra humilitas (derivada de la palabra humus) que significa fértil. En otras palabras, el ser humildes es lo que nos permite adoptar una actitud abierta, flexible y receptiva para aprender aquello que todavía no sabemos. La humildad está relacionada con la aceptación de nuestros defectos, debilidades y limitaciones.

Beneficios psicológicos de la humildad

Cultivar la humildad es uno de los procesos más importantes en el desarrollo de la vida, el vivir siendo conscientes de lo bueno y malo que tenemos nos permite adoptar una mentalidad que sabe valorarlo todo. Cuando uno vive en la humildad percibe y valora cosas que otros no logran ver. Esto nos da una visión más completa de los factores que hay detrás de los resultados que se consiguen al trabajar, al relacionarse con otros o al impulsar un proyecto personal.

¿Qué representa la humildad?

Para muchas personas, la humildad puede representar debilidad, ser vulnerables, inmaduros o ingenuos. Lejos de este pensamiento rudimentario la humildad representa todo lo contrario; la grandeza y la fuerza para conocer nuestras propias limitaciones y aun así, aceptarnos. Lo más llamativo de la humildad es que cuando se manifiesta, se corrompe y desaparece. La famosa frase «En mi humilde opinión» no es más que nuestro orgullo disfrazado. La verdadera humildad no se predica, se practica.

Cuando el contexto fue difícil, cuando la vida no te permitió crecer en un ambiente sano o cuando las experiencias que te puso fueron muy difíciles de sobrellevar, es posible determinarte a ser una persona positiva, una persona que pueda aprender del dolor más profundo y desplegar sabiduría donde quiera que vaya. Es importante comprender que mantener una visión positiva de la vida, del mundo y de los demás es una decisión diaria que puede llegar a evitar problemas de índole psicológicos o emocionales, ya que atrae el bienestar y la satisfacción.

Aprender a ser sencillos

Cuando existe la humildad en una persona, son los demás quienes la notan pero nunca uno mismo. Ser sencillo es el resultado de conocer nuestra verdadera esencia, más allá de nuestros logros, virtudes o nuestro propio ego. El hecho es simple, debemos comprender que somos seres humanos con defectos y con virtudes, soñando ser mejores y luchando contra nuestras debilidades. En esto radica todo, y por este motivo las personas humildes, pasan desapercibidas.

Si bien se suele pensar que ser humildes es una condición que la vida o el contexto te dan, creemos firmemente que la humildad se cultiva, sin importar de qué ambiente provengas. El ser humildes es una decisión diaria que solo tú puedes asumir.

Grandes beneficios de ser humildes

En primer lugar, te favorece en tus vínculos, las personas con estas características no buscan un vínculo desigual o de dominación en sus relaciones, sino que se brindan a otro de forma plena y sin esperar nada a cambio. Esto te permite conectarte mejor con las personas, generar vínculos más estrechos y duraderos, aumentando tu calidad de vida.

En segundo lugar, el ser personas humildes te permite seguir aprendiendo y mejorando como persona, el conocer tus limitaciones te ayuda a desafiarte para mejorar día a día en todas las áreas. Por último, te protege de la frustración y el desánimo. Saber que no existe la perfección y que hay cosas que uno no puede controlar, te libera del estrés que otros sufren por no comprender esta premisa. El ser humildes te da la capacidad de saber equivocarte, pero no permanecer en el error, sino seguir adelante, aprendiendo siempre de las situaciones difíciles o de las decisiones equivocadas.

¿Cómo desarrollarla?

Muchos se estarán preguntando esto y lo ideal para comenzar es admitir tus errores, aceptar con madurez que muchas veces nos equivocamos, y eso es parte del desarrollo de la vida. El abrazar tanto tus virtudes como tus defectos te enaltece como persona. El autoconocimiento es clave para acceder a esto y ser capaces de descubrir los aspectos más profundos de nuestra personalidad. Aprender a pedir perdón, sin tabúes, sin sentir que esto nos debilita, sino que por el contrario, nos hace mejores personas. El perdonar incluso cuando nadie te lo ha pedido y lo más importante, el perdonarte a vos mismo.

Por último, aprender de personas humildes y sencillas que tengas a tu alrededor. Si miras a tu alrededor vas a encontrar muchas personas, familiares y amigos con este espíritu humilde, aprende de ellos, pégate a ellos, y cuando menos te des cuenta serás de esa misma manera.


El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

Gonzalo Mihail

Soy publicista, host y comediante. Conduzco Uno nunca sabe todas las mañanas.

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