En Uno nunca sabe junto a los especialistas de @cti.psicologia hablamos de la tercera edad: las fases, expectativas y cómo encontrar la plenitud en esta etapa de la vida.
Vivimos en un mundo donde pareciera que reina un deseo humano por mantenerse en una juventud eterna, donde se le rinde culto a esa juventud y en donde la vejez es vista de manera negativa, cruel o poco satisfactoria. En muchos casos pareciera que envejecer te deja afuera. Ser mayor puede significar ser excluido.
Para entrar en contexto es necesario que comprendamos que la vida en sí, es un constante cambio; y cada etapa del ciclo vital que atravesamos desde el nacimiento hasta la última hora de nuestra vida, nos presenta desafíos y metas para alcanzar.
La tercera edad es una etapa vital que cubre un proceso de evolución que puede llegar a ser muy largo, con muchas variaciones y muchas variables a tener en cuenta.
Por esto mismo se la ha categorizado en tres fases que van desde la pre-vejez (55-65); la cual es la antesala de la etapa en donde las funciones cognitivas comienzan a disminuir; en donde es frecuente que los patrones de sueño queden alterados, disminuyendo significativamente el número de horas que se necesita dormir cada noche. En muchas familias comienza a aparecer el síndrome del nido vacío, o cierta nostalgia de experiencias vividas.
La segunda fase es la llamada vejez propiamente dicha (65-79). En esta fase se consolidan tanto el debilitamiento de las funciones cognitivas como de funciones biológicas. Aparecen los problemas posturales, físicos, debilitamiento de los huesos, pérdida de memoria, entre otros.
La tercera y última fase es la ancianidad (más de 80 años), esta fase supone un cambio cualitativo tanto en la evolución física como psicológica. Es una fase en donde se acentúan todos los síntomas relacionados con el debilitamiento de las funciones cognitivas, físicas y psicológicas.
En el segmento, acompañamos a las personas que quieran aprender a cultivar sus recursos y puedan ponerlos al servicio de las próximas generaciones. Entendemos esta etapa como decisiva; en donde el adulto maduro pueda reunir toda experiencia vivida y transformarla en una experiencia satisfactoria para ayudar a las próximas generaciones. Aquellos que lo logran podrán disfrutar de la plenitud que hay en la ancianidad.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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