Tienen asistentes que manejan abultadas agendas y asesores de imagen que se ocupan del color de sus camisas y el estilo de peinado. Tienen representantes que redactan contratos y reciben suculentos cheques a nombre de su cliente. Acuerdan con los interesados los términos del evento, incluyendo los siguientes ítems: vuelo en primera clase para el personaje y en business para su staff; limosinas con vidrios negros, suites en hotel de cinco estrellas y habitaciones ejecutivas para el equipo, todas en el mismo piso; frutas frescas, agua mineral Perrier, toallas blancas de doble densidad, camerino privado a no más de diez metros de la plataforma con iluminación y el sonido según un esquema previamente aprobado por sus técnicos.
Las entrevistas son manejadas con el secretario de prensa, con cuestionarios conocidos de antemano (no se admiten preguntas incómodas en cámara) y por las cuales se acuerdan honorarios adicionales.
Un aspecto importante es la seguridad del personaje, por lo cual debe haber un equipo de cinco guardaespaldas – que se note que son guardaespaldas, no son hipócritas como los otros que los tienen camuflados como personal administrativo. Ellos deben mantener a los fanáticos y admiradores a prudente distancia, aunque se puede manejar algún contacto “espontáneo” del personaje para mostrar un poco su lado humano.
Algunos son trovadores que recibieron la iluminación algo tarde en la vida pero todavía a tiempo; otros han estado siempre ahí y por cierto olvidaron sus modestos comienzos cuando enviaban CD’s a las radios del circuito a ver si ponían sus temas por favor. Otros son conferencistas que inventaron un modelo revolucionario para vencer el fracaso financiero o la depresión endógena; ofrecen cátedras multimediales que aseguran la victoria final o se especializan en denunciar los escándalos de la nomenklatura. Han escrito una decena de libros extraordinarios que, por cierto, pueden adquirir al final de la charla en el lobby del recinto, que incluyen un DVD con una selección de conferencias grabadas en estudio.
Ellos son los profetas del nuevo siglo. Han asumido la sacrificada responsabilidad de anunciar al más humilde, al más sencillo, al más profundo, al más anónimo, al más extraordinario personaje de la historia, que jamás escribió un libro y que por no tener un equipo de seguridad apropiado, fue apresado, torturado y asesinado un oscuro fin de semana…

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