Saber no es comprender. Para entender hay que preguntar y ser rebelde al lugar común, a la frase hecha, al ingenio de las palabras. Una bonita frase no es verdad necesariamente. Un libro atractivo y leído por millones, las más de las veces, no es más que la repetición de lo que se viene diciendo hasta la náusea.

Para comprender hay que transgredir los límites que impone la cultura predominante. El ambiente condiciona, entibia el juicio, desgasta el filo cortante de la crítica. No hay nada más decepcionante que celebrar lo predecible, replicar lo que todos andan diciendo por ahí, colgarse de las tendencias sociales.

Ser educado no es haber leído muchos libros o disponer de un grado académico. El conocimiento se agudiza con el cuestionamiento, el análisis del texto, el pensamiento crítico, el examen desconfiado de las palabras y de la imagen. Hay que dudar de todo responsablemente – no sólo porque sí. Se requiere el oficio de analizar y entonces ser capaz de sintetizar y resumir. Es necesario escudriñar diligentemente el motivo implícito del hablante, descubrir su imago mundi, incomodarlo con preguntas impertinentes.

¿De dónde sale esta profesión, este prurito de ir más allá de lo obvio, de leer entre líneas? Del duro ejercicio de la libertad de pensar, de la libertad de conciencia, de la libertad de los miedos institucionales y de las tradiciones que cautivan la mente de la inmensa mayoría. Esta disposición anímica no surge de pronto; no es una confortable epifanía que coloca todo en su lugar para tranquilidad de los sentidos. Se va conquistando progresivamente. Por cierto, se paga el precio de la diferencia; se tiene que resignar uno a la soledad porque lo común, lo fácil, lo popular agrupa y mimetiza a la multitud. Lo otro aleja. La granja, el rebaño, la grey emparejan y uniforman. Asiente uno y sonríe a lo convencional. La controversia causa temor, es políticamente incorrecta y se tilda de insumisión y falta de mansedumbre.

Comprender es más que saber. Angosta es la puerta de la vida examinada y son pocos los que la hallan.

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