¿Te has preguntado alguna vez por qué ciertas personas no pueden ser cristianas y normales al mismo tiempo? Bienvenido al club.

Hace unos días nos visitó en Más Vale Tarde (programa de la tarde en CVC LA VOZ) Juan Pablo Di Pace, un actor argentino que interpreta a Jesús en “The Bible Series”, y en una charla con Angelito Galeano cuando hablo acerca de cómo llevo este personaje dijo que quería presentarlo como alguien que, si bien tenía una responsabilidad enorme, era humano, vulnerable y entre otras cosas, sufrió y tuvo miedo. La sorpresa para mí fue, que después de esta descripción tan real acerca de Cristo, saber que el actor no profesa la misma Fe de quien escribe.
Si El, que solo lo interpreto pudo ver que Jesús fue una persona normal, que marco el curso de la historia con hechos y no con palabras solamente, ¿por qué nos cuesta tanto imitar su conducta?, es una pregunta que me hago al ver hasta qué punto llevamos un fanatismo por las siguientes razones…

Una afamada frase dice: Tus actos siempre hablan más alto y más claro que tus palabras” (Stephen Covey)  

De palabreros está lleno el mundo, y cuando nosotros llevamos lo que tendría que ser un estilo de vida a una “pantalla para que no vean los errores” nos volvemos uno más del montón. Lo que realmente va a hacer la diferencia no es cuanta “música cristiana” escuches, sino cuantas personas vean a Jesús a través de tu vida.

Quizá tengamos que salir de la estructura que la religión nos metió, al hacernos creer que debemos tener las respuestas para todos los dilemas de la vida, que no deberíamos involucrarnos en algunos círculos sociales (como la política) porque nos vamos a “contaminar” y sacarnos algunas caretas, porque nadie es inmune al dolor y la traición.  

Hace algunos años se creía que el propósito que Dios podía tener con una persona estaba supeditado a la capacidad que tuviese para hablar en público y/o cantar o tocar algún instrumento (cuantos sueños enterrados debe haber en algún cementerio entonces), hoy la realidad es distinta. Alguien dijo una vez: “el diablo ocupa solo lugares vacíos, no tiene la capacidad de crear” y con este tipo de actitudes, que sostuvimos por más de tres décadas, lo único que hicimos fue darle lugar para que hiciera desastres.

Jesús, nuestro mayor ejemplo, hizo un quiebre en la historia con una vida que nos inspira a creer que nada es imposible pero que también, nos enseña que no tenemos que ser perfectos “porque en nuestra debilidad, Él se hace fuerte”.
Siguiéndolo, es cuando dejamos de ser copias baratas, para ser luces que alumbran en medio de tanta oscuridad.

Deja un comentario