La modestia de este espacio y la orientación que tiene el material que nos circunda son dos hechos que nos deben advertir de entrada que un saludo a Eduardo Galeano con motivo de su muerte es un intento un poco perdido. Pero en ausencia de plataformas aún más públicas en medios cristianos para temas como éste, les ofrezco estas líneas aquí.

“La división internacional del trabajo consiste en que algunos países se especializan en ganar y otros en perder.” Así comienza Galeano el libro Las venas abiertas de América Latina: directo, distinto y absolutamente original. Hasta entonces, al menos en el ámbito académico donde me formé como profesional, todas las historias posibles acerca de América latina habían sido escritas por autores europeos, influidos por la filosofía de la Ilustración que atribuía la realidad de nuestro continente a la inferioridad de nuestras razas; o bien, era el relato estadounidense que discurría acerca de nuestra falta de aplicación al trabajo y a nuestra inveterada inclinación a lo lúdico más que al pensamiento racional. Eran miradas que eludían a propósito o inadvertidamente la noción de que la maldad y la explotación de los imperios centrales también es parte de la ecuación a la hora de entender este continente.

Buscaba una manera de definir el estilo de Galeano al escribir la historia de América latina, porque sin perder el rigor de la investigación y de los datos, tiene el toque de una literatura bella, fresca, llena de imágenes e ironías, desconocida en los fríos informes de la academia. Hace unas horas, José Mujica, ex presidente de Uruguay (país natal de Galeano) lo definió para mí: “poeta de la historia o historiador poeta”. Por cierto, algo poco atractivo para los puristas de la ciencia y la investigación; por eso debe ser que tanto me encanta.

Quizá por ello además me llamó mucho la atención descubrir que Las venas… era un libro estudiado en universidades europeas en los departamentos de estudios latinoamericanos, particularmente en Alemania. Porque el rigor académico no tiene por qué ser aburrido, especialmente en temas que tratan con la vida de la gente y de sus tiempos.

Por cierto hay mucho más de Galeano que Las venas abiertas de América Latina. Pero este texto probó para mí que es posible hallar otro lado de la historia y que también tiene mucho que ver con la verdad.

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