Hace unos años escribí aquí el texto “Sólo le pido a Dios”. Por cierto, saben que así se titula una canción de León Gieco.

En aquella ocasión pedí públicamente algunas cosas que debían – y deben – ser vistas como un libre ejercicio del arte literario y de la poesía. Qué era real en esos petitorios no era ni será explicado.

Así que pensé en renovar aquel ejercicio para el beneplácito de alguna audiencia y cierto malestar de otra.

Le sigo pidiendo a Dios…

El libre y continuado ejercicio de la libertad. El agradable y temperado servicio de la paz. Decir con más desplante y fuerza la verdad acerca de lo que pienso. Seguir destruyendo de este modo el imperio del miedo y del control.

Poder irme alejando de lo poco que deseo, pese a que ya lo deseo bien poco. Amistarme con  el rigor del cuerpo adverso, aceptarlo con un poco más de paciencia. Resistir la tentación de los “años dorados” y el “corazón joven” y reconocerme en el tiempo que vivo. Que pueda acordarme de los tiempos lindos recientes, no sólo de aquellos de los años sesenta o setenta.

Una ordenanza municipal que prohíba y haga cumplir la prohibición del uso de escapes libres en motos y automóviles. Cafés y restoranes donde no haya más televisores ni música estridente. Semáforos adecuados para peatones para que no tengan que adivinar en qué momento poder cruzar la calle. Un hogar lindo para los perros de la calle.

Una cabaña cerca del río y de un pueblo donde haya cafés y libros. Fresca en verano, tibiecita en invierno. Con una galería al frente para sentarme a mirar las montañas y sentir el viento entre los eucaliptus o los álamos

Una considerable cantidad de cuadernos de tapas negras y hojas amarillas sin líneas. Una provisión permanente de café en grano. Poder recuperar los libros que tengo esparcidos por varios lugares y tenerlos en un solo lugar.

Un living grande donde reunirnos con amigas y amigos a hablar de libros, de cine, de música, del mundo real y hacer planes. Y llevarlos a cabo hasta donde sea posible.

Un amigo o una amiga que siempre pueda llevarme en auto porque no quiero manejar. Un teléfono que me sirva principalmente… para hablar por teléfono.

En algún otro capítulo de estas peticiones me he de referir a mis deseos finales. Por ahora no es necesaria semejante preocupación.

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