“Todos son locos, pero el que analiza su locura, es llamado filósofo” dijo hace mucho Ambrose Bierce, escritor estadounidense. Diría, siguiendo la línea de su discurso, que el que la describe es poeta y el que la anuncia a los cuatro vientos es profeta. Digamos de pasada que quien analiza la locura de otros y cobra por ello es llamado psiquiatra. Uno de ellos me dijo una vez que todos tenemos un grado de neurosis en la vida y que la expresamos de diversas maneras: en el trabajo, con la comida, en el sexo, en los artefactos virtuales, en el tráfico, en las reuniones familiares, en la iglesia.

Esta inclinación que tengo a manipular ciertos íconos institucionales me provoca a bosquejar aquí algunas líneas respecto de este espinudo asunto. Conocí y fui victimado – sólo por algún tiempo afortunadamente – por aquella noción de que merced a ciertas técnicas misteriosas e invisibles uno podía ser sanado literalmente de todo trauma o mala memoria producida en la infancia, la adolescencia o en alguna parte de la vida. Teorías sobre muros, plomadas, confesiones públicas, exorcismos diversos y mantras versiculares limpiarían para siempre la mente – y aparentemente el cuerpo – de toda atrofia, mancha angustiosa y vergüenza. El tiempo no tardó en mucho en demostrar la impropiedad de tal pretensión. Como sea que haya ocurrido, estamos a este lado de la historia y la “normalidad” desapareció – junto con otras virtudes – hace mucho en la bruma de los tiempos.

Hoy no nos queda más que pilotearla, expresión que se usa en Argentina y que no encuentra desafío en ser la mejor descripción de lo que nos toca hacer con nuestra vida. Si no se toma conciencia de esta natural limitación a la que se está expuesto por el solo hecho de nacer, se agregará una buena cuota de neurosis a la que ya se padece originalmente.

Maestros, gurús, taumaturgos y escribidores ofrecen múltiples y variados recursos para obtener una vida plena y victoriosa. Gracias a ello, psicólogos, psiquiatras y orientadores tienen asegurado su trabajo tratando de aliviar la neurosis de los que habiendo probado todos aquellos recursos continúan sintiendo la insoportable angustia de la vida y la realidad.

Tomar conciencia de ella, aceptarla como realidad y pilotearla. Propuestas de poeta…

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