Ya conocen mi inveterada inclinación a comentar grafittis que aparecen de tanto en tanto en los muros de mi ciudad, lo mismo que mi tendencia a novelar sus significados, a suponer intenciones o a imaginar misteriosos desenlaces.
Hay cerca de la oficina tres o cuatro escrituras en una pared. La Cámpora FpV y La Jauretche no serán comentadas aquí por estar referidas a contingencias políticas del país y cuales sean los conceptos que emita levantarían denuestos de un lado u otro.
Me detendré en un escrito fascinante que está justo en la esquina: Manteca, you are dethd (sic). He aquí un manjar para los sentidos. Manteca es un sobrenombre que seguramente describe a alguien con una marcada inclinación a la materia grasa corporal. Pero lo que nos atrae sobremanera es la palabra dethd. Sin duda el muralista quiso hacerle saber a Manteca que estaba “muerto” y se confundió entre el inglés death (muerte) y dead (muerto); la inscripción correcta debió haber sido: Manteca, you are dead.
Hecha esta primera digresión, adentrémonos en la trama de este mensaje que tiene un cierto perfil patotero. Es posible que Manteca, atribulado por el apriete de los cabecillas de una pandilla adversaria o de ciertos policías oscuros, soltó una confesión que ha de significarle la muerte. Otra posibilidad es que Manteca efectivamente es un granuja y ha cometido algún crimen imperdonable que avergonzaría a su santa madre y que además transgrede los intocables códigos de la mafia.
¿Por qué el vocero de sus virtuales verdugos ha escogido el inglés para anunciar a Manteca su inevitable destino? ¿Pensaba que eso lo haría menos accesible para la mayoría de los parroquianos que transitan diariamente por ahí? Es verdad que hay bastante gente que no conoce el inglés. Muchos de ellos – y ellas – caminan por la calle con camisetas que llevan leyendas que crispan los sentidos de quienes sí lo saben.
Pero volvamos a Manteca. ¿Se habrá llevado a cabo la sentencia? ¿O se esconde durante el día y sale por la noche a atender sus asuntos? ¿O dispone de recursos como para moverse en autos blindados y con guardaespaldas armados?
¿O – lo que es sin duda más probable – es un estudiante de secundario que incumplió con algún código del grupo y la leyenda en la pared es un juego de palabras para amedrentar al pobre Manteca que desde hace meses ya no puede vivir en paz?

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