Después de todo gran cambio viene un proceso de adaptación que muchas veces se ha sentido como estar perdido.

Aunque cuando pienso en eso, inevitablemente tiene una connotación negativa, me hace acordar al jardín de infantes,  a mis cuatro años, cuando lloraba durante horas porque extrañaba a mi mamá, a eso le llamaban ” proceso de adaptación”.

Hay una frase popular que muchos adoptan como proverbios de vida “mejor malo conocido que bueno por conocer”. No todos aceptan que la aplican pero sus hechos  lo demuestran. El miedo al cambio y a lo que el cambio trae, o a lo desconocido  es lo que nos paraliza.

Quizá en tu caso no sea “malo” tu situación actual, pero sabes en lo profundo de tu ser que Dios tiene algo mejor para ti. Pero no te animaste, no te jugaste lo que podías cuando era el momento por miedo.

Los procesos de adaptación son momentos de angustia muchas veces, de soledad otras, y de mucho aprendizaje en su mayoría. Pero siempre te llevan a ese lugar que soñaste pero no lograbas alcanzar. “Dolor de crecimiento ” le llaman algunos.

Lo que si se es que cuando Dios te lleva a un nuevo lugar, a un nuevo escalón, da miedo, y va a haber cambios, y muchas veces te preguntarás si has hecho bien.

Pero quiero contarte que en mi vida, he pasado muchos de esos, y todavía por las noches permanezco despierta pensando en que podría haber hecho mejor o recordando todo lo que aprendí, en diferentes áreas: personales, familiares, laborales, relacionales, y cada vez que vuelvo a mirar el presente me doy cuenta que sin esos procesos, y esos dolores no hubiera podido alcanzar lo que Dios me estaba dando.

Anímate, tu puedes! 

 

Deja un comentario