He decidido utilizar esta referencia numérica para reflexionar en una expresión sin precedentes que hizo un hombre divino de nombre Jesús, enviado al universo terrenal a cumplir con una encomienda sin precedentes.

Hay muchas expresiones que son elocuentes, cautivadoras e impactantes, y que a su vez han marcado la historia para siempre. Fueron hombres y mujeres que sin temor a las consecuencias en su vida, las declararon. Entre ellos podemos mencionar al  ministro Martin Luther King, quién antes de su muerte dijo “Yo Tengo Un Sueño”. También hallamos a la líder comunitaria Madre Teresa de Calcuta quién dijo “Ama hasta que te duela, si te duele es buena señal”.  El filósofo Aristóteles dijo “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón en dos almas”.  El pacificador Mahatma Gandhi dijo “No hay camino para la verdad, la verdad es siempre el camino”.

Bueno, cada individuo ilustre mencionado en este editorial dijo algo real y relevante.  Ahora bien, mi planteamiento hoy, sería que analicemos el pensamiento verbalizado de cada uno de ellos y que orientación le ofrece a la humanidad en su proceso a la eternidad.  Eternidad, ¿y eso qué es? Igual puedes preguntarte, ¿y,  que tiene que ver esa palabra con la idea principal del tema presentado aquí ?.

Entiendo que hay una razón. Teniendo contacto con las Escrituras en estos días, pude re-encontrarme con una declaración poderosa, que no pude ignorar.

Incluso es la inspiración que impulsa el contenido de mi artículo para la página cibernética CVCLAVOZ.  Tomando en consideración la versión Traducción En Lenguaje Actual (TLA), el evangelio del Apóstol Juan en el capítulo 17, versos 21 a -23 expone lo siguiente: Te pido que se mantengan unidos entre ellos, y que así como tú y yo estamos unidos, también ellos se mantengan unidos a nosotros. Así la gente de este mundo creerá que tú me enviaste. Yo les he dado a mis seguidores el mismo poder que tú me diste, con el propósito de que se mantengan unidos. Para eso deberán permanecer unidos a mí, como yo estoy unido a ti. Así la unidad entre ellos será perfecta, y los de este mundo entenderán que tú me enviaste, y que los amas tanto como me amas tú”.

La ejecución por Cristo de esta oración, plegaria o súplica, confirma que si existen tres en uno.   Esta fórmula evidencia el código espiritual de los  discípulos de Cristo en donde tu y yo somos uno de ellos.  Esta aritmética, aparentemente sin lógica, nos otorga acceso a la eternidad sin obstáculo alguno.   Ella nos ofrece una el acceso a la Eternidad y su interpretación es una solución sencilla.

El mundo reconocerá a Cristo como Salvador, siempre y cuando seamos UNO de sus seguidores.

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