“Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado. Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron.”  Hechos 13:1-4 (LBLA)

Muchos tienen la idea de que al ayunar recibirán una respuesta más rápida de Dios o que será más fácil de convencerlo a seguir sus propios planes humanos y en última creen que es una buena opción para adelgazar. Es verdad que ayunar es abstenerse de alimentos, pero para que este tenga valor real, debe estar acompañado de una búsqueda por Dios en oración, meditación en su palabra, un tiempo de alabanza y gratitud. Lo cual nos ayudará a ver nuestra situación a través de los ojos de Dios, a abandonar lo terrenal y aumentar el deseo de vivir en santidad y a recibir su aliento y dirección en cada decisión. Si hoy atraviesas por circunstancias que escapan de tus manos, te invito a hacer un ayuno, porque su palabra dice que hay géneros de demonios que sólo salen con ayuno y oración.

Por Ruth Mamani

 

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

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