“¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana” Eclesiastés 3:9 (RVR1960)
Muchos se afanan en trabajar para darle mejores condiciones a su familia, también en avanzar en sus metas personales y algunos terminan sumergidos en deudas por alcanzar el éxito. Pero Dios no desea que perdamos el tiempo sólo pensando en cómo obtener dinero. La Biblia menciona: “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos”. Hageo 2:8
Si hemos dejado de lado a Dios ¿Por qué no pedirle perdón por estar desplazandolo de nuestra vida? Él quiere que le demos el primer lugar y que restauremos nuestra relación con Él y nuestra familia, dándoles el tiempo que no les dedicamos por estar sumergidos en el trabajo.
En 1 Reyes 2:3 encontramos la siguiente promesa para los que viven de acuerdo a los mandamientos de Dios: “Cumple los mandatos del Señor tu Dios; sigue sus sendas y obedece sus decretos, mandamientos, leyes y preceptos, los cuales están escritos en la ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y por dondequiera que vayas.” (NVI)
Esta fórmula no falla, ¡Deja que Dios sea nuevamente el centro de tu vida y tu economía!
Por Danitza Luna
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.