“Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.” Juan 8:36 (NVI)

Al ser esclavos del pecado, nos aprisionamos con cadenas de hierro con las que un criminal podría estar aprisionado en su celda lo cual nos conduce hacia la muerte. Sin embargo Cristo nos dice que fuera de Él no hay libertad del pecado y nos invita a que nos acerquemos para que pueda romper las cadenas de toda esclavitud.

 Si en este momento estás aprisionado por algún vicio con el sexo o la pornografía, debes reconocer y aceptar tu estado. Una vez que lo hagas acércate a Cristo y recibe una nueva vida en Él.

¡Permite que Cristo te de la libertad!

Por Giovana Aleman

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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