Para muchos de nosotros nos resulta difícil creer al cien por ciento. No es fácil confiar ciegamente en alguien o en sus promesas. Quizás la naturaleza falible del ser humano sea la causante de que el hombre no cumpla lo que promete.

Contrariamente confiar en Dios es cien por ciento seguro. El no nos fallará, claro que algunos podrán pensar que no estamos en nuestros cabales o nos criticarán por el simple hecho de creerle. Sin embargo cuando Dios nos promete algo es cien por ciento seguro que se cumplirá.

Zacarías ya tenía 40 años y aún no tenía hijos, pero un día un ángel le dijo que iba a ser padre, pero no lo creyó pensando que su tiempo ya había pasado.

María, la madre de Jesús también creyó en lo que el ángel le dijo, a pesar de que ella era virgen y más allá de que podía ser apedreada por estar embarazada, ella creyó y dejó que Dios hiciera su voluntad.

Es llamativo que ninguno de los dos padres creyeron. José no le creyó a María y pensó dejarla secretamente y Zacarías quedó mudo por su incredulidad.

¿Sabes que es lo único que te falta para que puedas recibir también esos milagros y esas promesas que anhelas? Creer ciegamente, sin dudas ni temores, pues quien te lo promete no es una persona cualquier sino el mismísimo Dios.

“Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios.” 2 Corintios 1:20 (NVI)

Si alguien te defraudó es hora que dejes que Dios restaure tu fe y comiences a confiar en alguien que jamás te defraudará

El que le cree a Dios, nunca será defraudado.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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