“En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan. Pero el día del Señor llegará tan inesperadamente como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán con un terrible estruendo, y los mismos elementos se consumirán en el fuego, y la tierra con todo lo que hay en ella quedará sometida a juicio.” 2 Pedro 3:9-10 (NTV)

El amor de Dios por ti es inmenso, en Génesis 1:26 vemos que Él no simplemente nos creó, sino que nos hizo a su imagen y semejanza, lo que indica que su amor por cada uno de nosotros es especial.

A pesar de que nuestros antepasados se equivocaron y desobedecieron, Dios nunca dejó de amar a su creación. Es por eso que envió a su hijo al mundo para dar salvación y evitar la condenación de todo aquél que en Él cree.

“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.  Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.” San Juan 3:16-17.

Dios no quiere que te pierdas ni que seas destruido, quiere reconciliarte con él mismo por medio de Cristo, quién murió y resucitó al tercer día por amor a ti. “…Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. Fue enterrado y al tercer día fue levantado de los muertos…” 1 Corintios 15:3-4 (NTV)

Los años pasan y el tiempo es corto. La Biblia dice que llegará el día en el que  toda la tierra será  juzgada. Mi pregunta es, ¿Estamos preparados para ese día? Dios nos ha hablado este tiempo de diferentes maneras y con diversas circunstancias, nos ha mostrado su amor dándonos la oportunidad de seguir con vida y poder decidir nuestro futuro.  ¿Qué es lo que decidiremos?

Al Señor no le importa cuán grande es tu pecado o lo lejos que  estás de Él.  “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Isaías 1:18 (RVR1960)

No esperes a que sea demasiado tarde para creer en Dios, arrepentirte y vivir en obediencia a su palabra. Él está esperándote con sus brazos abiertos, deseoso de llamarte hijo. Búscalo y ponte a cuentas haciendo esta pequeña oración:

Dios, reconozco que soy pecador, me arrepiento de todo mis pecados y te pido perdón por cada uno de ellos. Creo que Jesús murió y resucitó para darme vida eterna y desde ahora acepto a Jesucristo como mi Señor y Salvador. Gracias por buscarme y tener misericordia de mí. Toma mi vida, en el nombre de Jesús, amén.

“Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo; llámenlo ahora, mientras está cerca.” Isaías 55:6.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario