El resfriado es una enfermedad infecciosa que ataca el aparato respiratorio, es bastante contagiosa y puede afectar a todas las personas sin importar su edad. Los síntomas principales son estornudos, secreción nasal, dolor de cabeza, goteo y congestión nasal, ojos llorosos, dolor o flema en la garganta, tos, cansancio y una sensación de malestar general.

Se considera a ésta enfermedad una de las más comunes en el mundo y aunque se trata de un malestar leve, fácil de controlar y de corta duración, es también la principal razón de abstinencia laboral y escolar.

Es necesario destacar un punto importante. Al pasar el tiempo el hombre ha desarrollado miles de vacunas contra distintas enfermedades mucho más infecciosas, mortales y potentes, pero hasta hoy, el resfrío carece de una cura que lo elimine por completo.

Solamente nuestro propio sistema inmunológico, es capaz de terminar con el virus y restablecer la salud completa del individuo infectado. Todos los tratamientos o medicinas inventadas hasta ahora, sólo se encargan de disminuir los impulsos cerebrales que desencadenan las reacciones físicas (anteriormente mencionadas) a dicha enfermedad.

La recomendación médica para quien adolece un resfriado o que quiere evitarlo, es mantener el sistema inmunitario en condiciones óptimas; durmiendo lo suficiente, reduciendo el estrés, llevando una alimentación adecuada y evitando el consumo de bebidas.

En resumen, el resfrío es una enfermedad capaz de infectar e interrumpir la motricidad óptima del hombre más fuerte, más inteligente, más atlético o más sabio del mundo. Sorprendentemente, el remedio se reduce a cuidar nuestro cuerpo con un buen descanso y una adecuada alimentación.

En el ámbito espiritual, el pecado en el hombre es similar a éste virus ya que puede atacar a cualquier persona y no hay un remedio eficaz que pueda proporcionar inmunidad absoluta. Todos somos tentados y propensos a caer en sus redes.

Pero al igual que la recomendación para combatir el resfrió, el método para evitar el pecado o para despojarse de sus ataduras, consiste en alimentar continua y adecuadamente nuestro sistema inmunológico que es nuestro espíritu. Entre más fuerte sea nuestra convicción y conocimiento de Dios, el pecado tendrá menos fuerza sobre nosotros.

Sin embargo, existen aún creyentes que gustan de los remedios instantáneos y fáciles. Asistiendo una vez, el día domingo, a la iglesia procuran sentirse bien y efectivamente logran olvidar todo por un momento, pero al día siguiente el pecado sigue ahí atormentándolos.

El resfrió y el pecado, no se curan con pequeños tratamientos de tabletas que se toman eventualmente, pues solo alivian por un momento. El tratamiento efectivo consiste en trabajar constantemente fortaleciendo nuestro sistema inmunológico.

¿Cuánto estás trabajando en fortalecer tu espíritu?

“¿Cómo podrá el joven llevar una vida limpia? ¡Viviendo de acuerdo con tu palabra! Yo te busco de todo corazón; no dejes que me aparte de tus mandamientos. He guardado tus palabras en mi corazón para no pecar contra ti.” Salmos 119:9-11 Versión Dios Habla Hoy

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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