En Lucas 6 Jesús hace una pregunta a los que le seguían: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” v. 46. Seguidamente hace una comparación a quien es parecido aquel que es obediente:

“Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.

Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.” Versículos 48 y 49.

Como seguidores de Jesús estamos conminados a hacer lo que Él dice, ya que al ser obedientes a Sus mandatos efectivamente lo hacemos el Señor de nuestra vida, pero si actuamos contrariamente simplemente Él no es nuestro Señor.

Esto conlleva tener intimidad diaria con Él, conocerlo a través de las Escrituras, para que así seamos hacedores de su Palabra  y no tan sólo oidores, como dice Santiago 1:22.

El fruto que llevamos también revela si realmente Dios es el Señor de nuestra vida. Mientras más comunión tengamos con Él sin duda reflejaremos si estamos edificando sobre la Roca, que es Jesús.

La obediencia a Su Palabra será la que nos mantengan firmes en medio de las tormentas que se presenten, si no edificamos en Él, sin duda nos derrumbaremos ante la primera dificultad.

¿Jesús es el Señor de tu vida? ¿Cuál es la prueba?

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

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