Cuentan que dos rabinos se aproximaban a Jerusalén y, mientras lo hacían, vieron una zorra que corría en el Monte Sión. Uno de los rabinos se puso a llorar, pero el otro empezó a reír.

–     ¿Por qué te ríes? Preguntó el que lloraba.

–     ¿Y por qué lloras? Contestó el otro.

–     Lloro- dijo el primero- porque veo el cumplimiento de lo que dice el libro de las Lamentaciones, pues el Monte de Sión está desolado y las zorras corren por él.

–     Pues por la misma causa estoy riéndome- contestó el segundo rabino- porque cuando veo con mis propios ojos que Dios ha cumplido sus amenazas al pie de la letra, aumenta mi seguridad de que ninguna de sus promesas dejará de cumplirse: porque siempre está más dispuesto a manifestar su misericordia que su severidad.

Dios nos presenta advertencias claras acerca de las consecuencias de no obedecer sus mandamientos y de tener una vida desordenada. Pero al mismo tiempo nos da promesas para nuestras vidas, si confiamos en Él y seguimos sus consejos.

Nunca dejes de creer que Dios tiene grandes cosas para ti y que sin importar si has desobedecido alguno de sus mandatos, si te arrepientes y vuelves a sus caminos, Él te recibirá con el mismo amor, te perdonará y cumplirá su propósito para tu vida pues su fidelidad es inagotable y sus promesas eternas.

“Me inclino ante tu santo templo mientras adoro; alabo tu nombre por tu amor inagotable y tu fidelidad, porque tus promesas están respaldadas por todo el honor de tu nombre”. Salmos 138:2 (NTV)

Recuerda que Dios te ama con amor eterno,  que su misericordia es para siempre y que Él no escatima recursos para demostrarte su bondad, sólo depende de ti el disfrutar de sus promesas.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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