Wolfgang Amadeus Mozart ha sido considerado como el mayor genio musical de todos los tiempos, desde muy pequeño mostró asombrosas facultades para la música, lo que le hizo diferenciarse de los demás como un niño prodigio. Tal vez no necesitaba esforzarse tanto para llegar a alcanzar sus sueños, pero  Beethoven sí y por tal razón, durante sus primeros años de vida, estuvo expuesto a una exigente formación musical por parte de un padre obsesionado en convertirle en «el nuevo Mozart». Tal  ambición, unida a un carácter impulsivo, ligado al alcoholismo, repercutió en la vida personal, académica y social de Beethoven.

Quizá este último, no nació con las mismas dotes que el primero, pero por un arduo trabajo y el impulso de su padre, llegó a ser uno de los más grandes de la historia musical. Sin duda había adquirido más habilidades de las que a un principio tenía y todo iba bien hasta que antes de cumplir los 30 años Beethoven se dio cuenta que comenzaba a tener problemas de sordera.  ¿Te imaginas lo que esto significa para alguien que dedicó toda su vida a la música? En un principio intentó disimular su enfermedad, pero llegó al  punto de no poder esconderla más, porque cada vez escuchaba menos, entonces prometió no darse por vencido, sino más bien, continuar con lo que había llegado a convertirse en su pasión.

No sé con cuál de estos dos personajes te identificas más, pero si Dios te ha confiado uno, dos o cinco talentos, debes trabajarlos y no esconderlos. Hemos sido diseñados con habilidades que van de acuerdo a nuestra capacidad y nuestra responsabilidad es usarlas para la edificación de su iglesia.

En la Parábola de los Talentos (Mateo 25:14-30) se ilustra la expectativa que Dios tiene  de que le saquemos el máximo provecho a lo que nos ha confiado.

¿Cuántos talentos tienes? Sean muchos o pocos, lo importante es que los pongas a trabajar y des el 100% de ti porque si los escondes, como dice la parábola, te será quitado lo que tienes y le será dado al que tiene en abundancia y, para colmo de males, se te expulsará a las tinieblas. Esto fue lo que sucedió con el tercer siervo.

Si aún no has descubierto tus dones, empieza por experimentar áreas de servicio en tu congregación, porque hasta que no estés envuelto en ellas no sabrás para lo que eres bueno y no importa la edad que tengas, nunca es tarde.

Si eres alguien que  conoce su lugar en la iglesia, pero el miedo a las críticas te impide a explotar al máximo tus dones, te animo a poner por obra lo que Dios te ha confiado. ¡No permitas que el temor silencie tu potencial para hacer a lo que estás llamado a hacer!

“Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.” Mateo 25:29 (RVR)

Por Ruth Mamani.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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