“Entonces Jesús le dijo: ¡Mujer, tú sí que tienes confianza en Dios! Lo que me has pedido se hará. Y en ese mismo instante su hija quedó sana.” Mateo 15:28 (TLA)
La Biblia relata la fe de una mujer gentil, quien sufría porque su hija era atormentada por un demonio y se encontraba desesperada. Ella se acercó a Jesús y le rogó diciendo: “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.” Mateo 15:22-23.
¿Cómo te sentirías si fueses la mujer del relato y recibes por respuesta el silencio del Señor? ¿Cuál sería tu reacción si le rogaras a Dios por ayuda y Él no te respondiera?
Esta mujer, muy consciente de su condición y a pesar de que no recibió una respuesta inmediata de Jesús, volvió a insistir por su ayuda. “La mujer se acercó y, arrodillándose delante de él, le suplicó: ¡Señor, ayúdame! Él le respondió: No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros. Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Mateo 15:25-27 (NVI)
¿Te imaginas recibir una respuesta de esa manera del Señor? Lo que sucede es que esta mujer era consciente de que no era merecedora del favor de Jesús, porque no era parte del pueblo de Dios, por eso el Señor le dice: “No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.”
Pero la mujer nunca perdió la esperanza de recibir la ayuda de Jesús y sabía que la gracia de Dios era grande. Alguien que conoce a Jesús de verdad, nunca dejará de insistir. Porque sabe que nunca nadie ha orado en vano y que Dios siempre responde.
Al final del relato Jesús le concede a esta persona exactamente lo que pidió y le dijo: “Mujer, tienes mucha fe. Por eso haré lo que quieres que haga. Y en ese momento la hija de la mujer fue sanada.” Mateo 15:28.
Si has estado orando por una petición y aún no has recibido una respuesta, acércate a Dios una vez más y no dejes que las circunstancias o su silencio te hagan dudar de su gracia. Recuerda que el Señor ama que lo busquemos con fe y que Él es galardonador de aquellos que siempre están doblando rodillas.
“Cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios, y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro.” Santiago 1:6(NTV)

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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