Los ciervos son animales bastante organizados, por lo menos así lo ha revelado un estudio hecho por la Universidad de Castilla en España. Al introducir a 44 hembras de la especie en una granja experimental, se describieron varios comportamientos muy interesantes, pero lo que más les llamó la atención fue lo siguiente:

Las ciervas se dividen en grupos por edades: el liderazgo le pertenece a las de mayor edad y las jóvenes son subordinadas. También se observó que las que dominaban seleccionaban la comida. Al tener en la granja una variedad de alimentos a disposición, ellas separaban para sí los cereales por su alto contenido de nutrientes y dejaban las legumbres por su bajo poder alimenticio.

Esto ocurría porque las que eran más grandes estaban encargadas del cuidado y la alimentación de las crías. Quizás ese comportamiento no se puede apreciar en la seguridad de la granja experimental, pero si tiene muchas sentido cuando la manada está expuesta a un ambiente salvaje.

Muchas especies de animales actúan de la misma manera; los que cuidan a la manada, los que dirigen al grupo, los machos alfa, etc. Siempre son los que procuran mejores alimentos por la tarea que desempeñan.

Algo podemos aprender del comportamiento de los animales en la naturaleza.

Imaginemos que un atleta debe hacer el recorrido de 50 Km (31 millas aproximadamente) para ganar un premio. Por lógica, su preparación física y su alimentación, no van a ser iguales a la de una persona que no tiene que enfrentar el mismo reto.

El ambiente espiritual es similar. La recomendación que hace Pablo en 1 Corintios 9:24 en la Versión Reina-Valera 1960 dice: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”

Es una instrucción en la que queda implícita la preparación continua a la que debe estar sujeto el atleta, de lo contrario es imposible que pueda realizar una carrera competitiva y pugnar por el premio.

De igual manera, si no existe una alimentación espiritual adecuada no hay mucha esperanza para el que quiere correr en la carrera que Dios ha puesto por delante (Hebreos 12:1).

Desánimo, frustración, cansancio, desaliento, pena, angustia, confusión, ansiedad, ira, deseos de abandonarlo todo, sensación de monotonía, aburrimiento, etc. son algunos de los factores que anuncian una hambre espiritual. Si no se suplen a tiempo, es posible terminar en un pecado y alejado de Dios.

Los ciervos en el ámbito natural comprenden esa necesidad de alimento para su supervivencia. Toma ese ejemplo y sé responsable, comprende que el alimento espiritual es importante para que puedas correr la carrera que Dios a trazado delante de ti.

“Tu promesa es más dulce a mi paladar que la miel a mi boca. De tus preceptos he sacado entendimiento; por eso odio toda conducta falsa. Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino.” Salmos 119:103-105 Versión Dios Habla Hoy (DHH)

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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