A lo largo de la historia del pueblo de Israel, podemos ver que el Señor suplió sus necesidades, tanto físicas como espirituales.

Cuando estuvieron en el desierto, su ropa y calzados no envejecieron, tampoco les faltó el alimento diario. Al llegar a la tierra prometida encontraron cultivos, viñedos y olivares, además de las ciudades ya construidas; tenían todo lo que pudieran requerir.

Así como el Señor suplió las necesidades de Su pueblo en el pasado, lo hace en el presente y de hecho lo seguirá haciendo, Su Palabra lo dice en Mateo 6: 25-26:

“»Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos?” (NTV).

Esta promesa nos da la seguridad de que siempre podemos contar con la provisión divina, recordar cómo Dios nos proveyó en el pasado, nos da esperanza y también fuerzas para mirar hacia el futuro.

Si hoy te encuentras con dificultades, te animo a clamar al Señor y a creer en Su Palabra.

Por Cesia Serna

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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